Es común escuchar a la gente decir que se compra con los ojos incluso aquellos artículos en los que tendríamos que guiarnos por el sentido común. Por ejemplo, ¿no te sientes más atraído por una caja de manzanas todas del mismo tamaño, con un tono muy brillante y perfectamente homogéneo?
Sin embargo, las manzanas en el árbol son de diferentes tamaños, pueden presentar manchas y defectos y, por supuesto, no brillan. Por tanto, esas características no van a hacer que la fruta sea más deliciosa, pero en nuestra cabeza ya se ha activado algo que hace que la prefiramos sobre otras con un aspecto mucho más natural y auténtico que, tal vez, tengan incluso mejor sabor.
Por eso, los expertos en marketing saben que el sentido de la vista es el que más deben de explotar a la hora de elaborar sus productos. Una buena imagen, capaz de impresionar al comprador, puede hacer que este desee el producto incluso por encima de otros de su misma línea que pueden tener más calidad o mejor precio.
La vista y los expositores
Los expositores juegan con el sentido de la vista de diferentes modos. Por un lado, son los encargados de “atraer la mirada”, es decir, gracias a los expositores un producto podrá destacar por encima de otros de un mismo lineal.
Desde este punto de vista, el expositor tiene que tener colores o formas llamativas que hagan que la vista de los compradores vayan hacia ellos y, de esta manera, puedan ver qué se les está ofreciendo de una forma clara.
Es importante que si hay un mensaje a destacar por encima del resto ese se transmita rápido, asegurándose de que el cliente puede recibirlo de un solo vistazo. Por ejemplo, si se trata de un descuento este se marcará en grandes letras para que, al llevar la mirada hacia el expositor, eso sea lo primero que vea el posible cliente, recibiendo el mensaje que se le quiere transmitir con rapidez y eficacia.
Tenemos pues, los dos puntos más importantes relacionados con los expositores y el sentido de la vista: la atracción de la mirada y el transmitir un mensaje rápido. Pero ni mucho menos son los únicos mensajes que un expositor puede transmitir.
El expositor puede ser toda una presentación del producto, con información sobre el mismo. Por eso, algunos expositores incluyen folletos en los que se habla sobre el producto que se ofrece, sus características y usos.
Por supuesto, también centrándonos en la vista, el expositor puede dar una imagen del producto muy concreta. Por ejemplo, la imagen cuidada y elegante de un expositor puede estar hablando de un producto de alta gama, o de algo elegante y sofisticado.
También nos indica el grupo de consumidores al que puede ir dirigido: niños, jóvenes, aficionados al deporte, que les guste una música determinada… Son muchos los matices en los colores y formas del expositor que pueden conseguir esto, aunque a veces no se trata de ser sutil, sino de indicarlo claramente con imágenes que dejan claro a quién va dirigido el producto.
Llamar la atención sobre un producto, dar información sobre el mismo, ayudar a potenciar una determinada imagen y orientarlo hacia un sector concreto de consumidores: todo esto pueden hacerlo los expositores utilizando el sentido de la vista de los posibles clientes. Esto nos da una idea de la gran importancia que un expositor puede tener en una campaña y su nivel de responsabilidad en que esta tenga o no éxito.
El tamaño del expositor
Si estamos hablando del sentido de la vista, algo que realmente hace que un expositor se vea por encima del resto es su tamaño. Cuando un expositor está pensado para colocarse en un lineal de venta el tamaño no puede variar demasiado ya que el espacio disponible es limitado, así que se suele trabajar más bien en su forma.
No obstante, sí existen expositores de gran tamaño pensados para colocarse en el suelo y llamar más la atención sobre un determinado producto. Estos expositores funcionan en muchos casos como estanterías accidentales que duran lo que dura una promoción y que proporcionan un lugar privilegiado al producto, por lo que no solo es más visible por el tamaño del expositor en sí, sino por la zona en la cuál este va colocado, como por ejemplo un pasillo central.
Los expositores de gran tamaño no son válidos para todos los establecimientos, por ejemplo no suelen funcionar bien en tiendas pequeñas en las cuales sí son útiles los pequeños expositores de mostrador. Pero en las grandes áreas comerciales son básicos para destacar entre el resto, sobre todo en promociones especiales ya que además de que estos expositores son más caros, colocarlos en zonas clave supone también una inversión para el empresario.