Aunque los expositores de cartón son cada vez más habituales en las librerías y papelerías, todavía continúa siendo normal ver en muchos establecimientos expositores metálicos para todo tipo de objetos. En algunos casos, estos expositores están más que justificados. Por ejemplo, sería complicado sacar a la calle la gran cantidad de revistas y periódicos que ponen a la venta los casi extintos quioscos utilizando otro tipo de materiales.
Sin embargo, en el interior de los comercios dedicados a la venta de libros y objetos de papelería modernos, los expositores metálicos a menudo tienen más inconvenientes que ventajas, sobre todo comparados con los modernos expositores de cartón.
– No se renuevan de forma periódica, por lo que es fácil encontrar expositores en mal estado que incluso pueden llegar a causar manchas de óxido en el suelo. Al saltarles la pintura o la protección exterior, el metal de mala calidad queda al aire y no son precisamente la mejor alternativa estética para ningún local.
Los muebles de cartón, por el contrario, se renuevan con bastante frecuencia ya que son muy económicos. Si comienzan a deteriorarse se pueden sustituir rápidamente y la marca proporcionará otro expositor en perfecto estado. Tampoco hay que olvidar que algunos expositores de cartón están reforzados y vienen recubiertos con protección plástica, lo que los hace muy resistentes.
El cartón permite renovar de manera fácil y económica
– Al no renovarse, los expositores metálicos se convierten en parte de la decoración del establecimiento. Esto quiere decir que el ojo del cliente se acostumbra a su presencia y que por lo tanto dejan de ser llamativos o atrayentes. Valen por tanto para colocar productos de venta diaria que el cliente entra a buscar, como un periódico o una revista, pero dejan de resultar un reclamo si se quiere llamar la atención sobre un producto nuevo.
Colocar un expositor de cartón con una promoción siempre va a llamar la atención de quién entra en la tienda, sobre todo si se coloca en una zona muy visible desde la entrada. Al cliente le llamará la atención ver algo nuevo y diferentes y, aunque sea de manera involuntaria, se fijará en el reclamo publicitario.
Esto hace que el mensaje llegue a un gran número de las personas que cruzan la puerta, aumentando considerablemente las posibilidades de venta del producto promocionado de esta manera.
-En el caso de la venta de chucherías, pequeños objetos de papelería o para manualidades es donde los expositores metálicos tienen un menor impacto. Este tipo de productos presentan novedades cada poco tiempo y al quitarlos de la caja para colocarlos en la estantería, no llaman la atención y no son percibidos como algo nuevo por el cliente.
Para este tipo de productos los expositores de cartón son fundamentales. En algunos casos, se puede tratar de expositores con formas originales y divertidas que llamen la atención y que hagan que un producto quizás clásico, como pueden ser las postales, se presenten de una manera diferente y mucho más divertida.
En otros casos, como las golosinas o material de manualidades, el expositor puede ser tan simple que incluso se trate de la misma caja en la que se envía el producto o una plancha de cartón que la acompañe, troquelada y a la que se puede dar forma para transformarla en el expositor.
-Los expositores de metal no son útiles para promociones puntuales. Este tipo de expositores están pensados para colocarse y dejarse en su lugar durante mucho tiempo. Sin embargo, las promociones puntuales, como su nombre indica, son algo momentáneo.
Ver un expositor que anuncia una promoción que hace ya meses que ha terminado no da la mejor impresión, pudiendo incluso parecer descuidado. También llama fácilmente a engaño al cliente. Solo en el caso de que sean de marcas muy conocidas, podrían tener una segunda vida, pero como artículos de coleccionistas, nunca en la tienda.
Por eso es mucho más recomendable realizar una promoción en expositores de cartón especialmente creados para la misma. Además, si se trata de una promoción que se repite en el tiempo, estos expositores pueden guardarse y volver a utilizarse sin problema alguno, ya que se montan y desmontan con facilidad.
-Cuando el expositor de metal deja de ser útil, no se puede reciclar. Este es el principal inconveniente de este tipo de expositores. Si se pretenden desmontar para guardarlos, normalmente no es sencillo hacerlo y ocupan demasiado espacio. Además, al estropearse con el paso del tiempo, no suele merecer la pena guardarlos.
Sin embargo, los expositores de cartón generalmente se pliegan muy fácilmente y se transforman en una plancha plana de cartón que se guarda en cualquier rincón. Pero incluso si se ha terminado su vida útil, solo hay que depositarlos en el contenedor de cartón y podrán ser nuevamente reciclados.
A esto se une que el cartón, en gran parte, ya procede de papel reciclado, lo que hace que estos expositores sean doblemente ecológicos y convenzan todavía más a todos aquellos que además de querer vender sus productos, también quieren cuidar el planeta.
