Quizás tenemos un cierto componente romántico pero nos gusta pensar que parte de nuestro trabajo consiste en hacer realidad los sueños de nuestros clientes. Al menos en lo que se refiere al diseño de sus expositores. Algunos de los que se acercan para encargar un expositor no saben qué es exactamente lo que quieren y nos piden que les demos ideas para ver cuáles le parecen más adecuadas. Pero cada vez nos encontramos con menos personas que acuden sin tener una idea previa de lo que están buscando.
En la mayoría de los casos, los clientes tenéis en la cabeza una imagen muy clara del expositor que estáis buscando aunque no siempre sabéis cómo expresarlo. Por eso, nos gusta charlar contigo y conseguir plasmar en un proyecto factible eso que tienes en la cabeza. Un sueño, una idea, a la que no solo le damos forma, sino que también la dotamos de una mayor practicidad. Y es que muchas veces, cuando imaginamos algo, nos contentamos con ver su exterior. Nosotros nos encargamos de todos los aspectos prácticos de ese sueño para que no solo tenga la misma apariencia real, sino que sea tan práctico como le corresponde.
¿Para qué vas a usar tus expositores?
Es lo primero que queremos saber, porque eso nos dará una información muy clara a cerca de los materiales que debemos de emplear, de la resistencia que tendrá que tener el expositor o del tipo de acabado que necesitará llevar.
No es lo mismo un expositor para chocolatinas que uno para garrafas de agua de gran tamaño y tampoco es lo mismo un expositor que se va a utilizar tan solo durante unos meses para una campaña concreta que otro que se espera que aguante mucho más tiempo, quizás una temporada completa. Por eso queremos saber qué peso tendrá que soportar, cuánto va a tener que estar de cara al público y cómo queremos que se utilice.
¿Quieres que el expositor sea muy económico y que pueda tener una doble función siendo también la caja de transporte? ¿O quieres un diseño muy especial que llame la atención y que tenga fuerza y garra para que no resulte indiferente a nadie? Todo eso nos importa a la hora de diseñar porque con esa información nosotros no solo vamos a obtener datos sobre cómo quieres tu expositor desde el punto de vista físico, sino también funcional.
¿Qué te imaginas para tus expositores?
Si eres de los que tienes una imagen clara en tu cabeza sobre qué es lo que quieres entonces tenemos que pedirte que nos la hagas llegar. Tenemos que ver lo mismo que tú estás viendo y para eso nos valen muchos métodos: puedes traer un dibujo del expositor para que sepamos qué es lo que quieres o puedes traer imágenes de expositores similares.
Partiendo de esas bases puedes decirnos qué es lo que cambiarías de esos expositores para que los consideraras perfectos para ti y nosotros nos encargaríamos de personalizarlos. Incluso si nos dices que quieres un expositor tal cual otro que has visto, le realizaríamos cambios para que sea algo único y original que solo lo tenga tu producto y ningún otro. Porque no se trata de copiar, sino de ofrecer un producto diferente y mejor, aunque podamos entender qué es lo que buscas cuando nos enseñas un expositor en concreto.
Cuando ya nos demos cuenta de que hemos captado la idea podremos pasar a hablar de otros detalles que no son menos importantes y que también marcarán la diferencia y le darán la personalidad que estamos buscando a un expositor.
Los detalles que hacen tu expositor diferente
Ahí entramos en detalles, como por ejemplo los logos de la empresa o de la marca. Los colores propios del producto en caso de que los tenga o el tipo de imagen que se desea transmitir. Es muy importante tener todos estos conceptos claros para que el expositor diga exactamente lo que queremos que diga. Ni más, ni menos.
También es importante saber qué es lo que queremos destacar en el expositor. Quizás una propiedad del producto, como por ejemplo un jabón que es especialmente pensado para la piel sensible o un dulce que no tiene calorías. Pero en otros casos, lo que se quiere destacar es el precio o un apetitoso descuento que se está llevando a cabo de manera promocional durante un tiempo.
Con toda esta información, podemos empezar a trabajar en nuestro apartado de diseño gráfico para poder pasar el siguiente paso en la creación de los expositores: la creación de un diseño virtual para que el cliente pueda verlo y decirnos si realmente se ha captado lo que quería transmitir o si hay que cambiar algunas cosas para poder darle al producto los matices que se están buscando.