Los trucos publicitarios de toda la vida siguen funcionando. No importa el tiempo que pase, nuestra mente continúa dejándose llevar por ellos. Tampoco importa que sepamos de sobra que son trucos y estrategias de marketing, tal vez la honestidad de que sea algo tan claro nos inspira incluso más confianza. Estos son 6 de esos trucos de siempre que todavía son efectivos.
¡Últimas unidades!
Ver en un expositor frases como esta crea una sensación de urgencia en el comprador. No importa que haya una gran cantidad de productos en la estantería y sepamos que puede haber tres o cuatro veces más en el almacén. Se están acabando, no vendrán más y eso hace que nos entre la prisa por comprar.
Este es también el motivo por el que se pone en tantos escaparates la fecha en la que acaba una promoción o unas rebajas. “Descuentos del 15% solo este fin de semana” y leyendas similares hacen que sintamos que si no entramos ya a ver que hay y a comprar podemos estar perdiendo una gran oportunidad.
Precio: X,99€
Da igual cuánto racionalicemos las cosas, no es lo mismo ver un expositor de cartón que pone en grande 9,99 que otro que pone 10 euros. Y si en el primer caso el 9 está en tamaño muy grande y el ,99 mucho más reducido, todavía tendrá mayor impacto psicológico.
Sabemos que la diferencia entre los dos productos es de solo un céntimo, pero el primero no llega a los diez euros y eso hace que psicológicamente lo percibamos como más barato.
Panadería, al principio del supermercado
¿Sabes por qué en muchos supermercados la panadería está justo a la entrada? Porque ese olor de pan recién horneado y de bollería resulta muy estimulante para el estómago de cualquier persona. Es normal que despierte el apetito en quién lo huele y todos saben que un comprador con hambre tiene muchas más posibilidades de realizar compras por impulso.
Los palés y la sensación de oferta
Los expositores de palé tienen mucho éxito en las grandes superficies porque se dejan ver muy bien, pero además juegan con los trucos publicitarios de los que estamos hablando. Para el cliente, ver amontonadas una gran cantidad de unidades de un producto les hace sentir que están ante una oferta, incluso si no es así.
Normalmente, cuando una marca ocupa un espacio extra como el que supone un expositor de palé lo hace para ofrecer una gran promoción. Pero no siempre es así. Esto también se hace con los productos de temporada o que aumentan las ventas en un determinado momento del año. Por ejemplo, cuando llega el calor en el verano es frecuente que marcas de atún creen este tipo de palés porque saben que su producto es muy demandado para las ensaladillas veraniegas.
Formatos ahorro, los trucos publicitarios que aumentan ventas
Los formatos ahorro que muchas marcas lanzan como promoción son una gran herramienta para aumentar las ventas. Lo cierto es que está tan metido en la cabeza del clientes que cuánto más compre mejor precio le van a hacer que muchas veces ni siquiera los comprueba. No son pocas las ocasiones en las que el cliente compra un pack indivisible de dos o tres productos sin ser conscientes de que comprando las unidades sueltas les saldrían más barato.
Muchas marcas sacan los formatos ahorro y añaden otros trucos publicitarios, como por ejemplo regalar una unidad. En lugar de rebajar el precio por unidad, marcan una de regalo. En la práctica seguramente sería lo mismo, pero para el cliente no. Siempre funciona mejor el reclamo de una unidad de regalo que la de un descuento.
Este tipo de promociones suelen anunciarse en grandes letras en los expositores para captar la atención del posible comprador.
Carnets de fidelidad
Hace años podían ser simples tarjetas en las que se ponía un cuño cuando se alcanzaba una cantidad mínima de compra. Teniendo un número determinado de cuños se conseguía un regalo. Con esto, se lograba una doble función. Por un lado, el cliente iba a tratar de gastar la cantidad mínima para poder tener un cuño con su compra y, por otro, compraría en la tienda en cuestión antes que en otras.
Hoy, estas tarjetas con cuños se han cambiado por sofisticadas tarjetas con puntos, descuentos especiales y vales. Además de que fidelizan al cliente, los supermercados consiguen así tener una gran información sobre los hábitos de compra de sus clientes. Una gran base de datos de la que pueden extraer desde información para estudios de marketing o estadísticas hasta ofertas personalizadas.
Funcionan tan bien que algunas marcas han comenzado a sacar sus propias tarjetas de puntos que en muchos casos son virtuales. El cliente, al comprar un producto, recibe un código que introduce en su cuenta en la Web de la marca y así va acumulando puntos o regalos.