Muchos comercios se preguntan qué deben de hacer de cara a las rebajas con sus escaparates. ¿Deben de hacer cambios? ¿Deben de dejarlos tal como está?
Es evidente que hay cosas que se tienen que cambiar, ya que no tiene mucho sentido que un escaparate Navideño se mantenga a lo largo del mes de enero. Por tanto, el primer paso es retirar toda la decoración de Navidad una vez que ha pasado el día seis de enero. Esto es importante, ya que al consumidor no le apetece ver los adornos y los recordatorios de fiesta una vez que ha vuelto al trabajo.
En lugar de ello, hay que poner los expositores que hacen referencia a las rebajas, así como vinilos y una decoración que haga referencia a las ofertas, los descuentos y los precios estupendos. Se trata de decirle a la gente que tras estar un mes pensando en los regalos que harían al resto de sus familiares, ahora ha llegado el momento de pensar en sus propios regalos.
Dejar alguna prenda de éxito
Aunque se recomienda cambiar el escaparate de cara a las rebajas también es un buen truco el dejar una de las prendas de más éxito de la temporada con su nuevo precio. Esto ayudará a que el posible comprador vea que las rebajas son auténticas y que no se usan prendas de otras temporadas para vender como reclamo, sino que hay prendas de temporada a un precio inferior al que se vendían el día anterior.
En el caso de productos que están en un expositor que tiene precio y este se quiere rebajar, una de las mejores maneras de hacerlo es usando pegatinas. Las pegatinas no deben de tapar del precio viejo, sino que deben de indicar el nuevo valor en rebajas dejando ver el anterior, para que el cliente pueda apreciar el descuento.
Cuidado con la impresión que se proyecta
En los últimos tiempos muchas tiendas quieren imitar el estilo de escaparate de algunas grandes firmas, pero lo que funciona con un tipo de tienda no tiene por qué funcionar con otras. Por ejemplo, algunas tiendas optan por que sus maniquíes luzcan prácticamente desnudos con un cartel de rebajas. Eso vale si el cliente sabe muy bien qué es lo que va a encontrar dentro del comercio y realmente no le va a condicionar el escaparate, pero no funciona en una tienda pequeña que no tenga un carácter muy definido.
Del mismo modo, los escaparates muy lujosos y muy bien preparados pueden ser perfectos para joyerías o para tiendas de firma, pero no para una tienda de barrio ya que transmiten la idea al cliente de que lo que se van a encontrar dentro es caro y que por tanto no es para ellos. Mejor algo más sencillo y, sobre todo, mejor que se vean precios para evitar dar impresiones equivocadas a los clientes.
Un escaparate lujoso pero con carteles de precios que demuestren que realmente la tienda se encuentra en una gama media puede, por el contrario, hacer que el cliente entre porque la tienda transmite sensación de calidad y buenos productos pero comprueban que las rebajas son realmente buenas.
No caigas en la tentación de las rebajas eternas
Cuando un cliente ve que un establecimiento alarga las rebajas más y más tiempo al final se acostumbra a eso y ya no supone reclamo alguno. No es bueno para el negocio tener rebajas, aunque sea de modo encubierto, hasta marzo. Más bien todo lo contrario.
Si tu interés está en vender el stock antes de que comience la siguiente temporada sale más a cuenta y es más efectivo hacer ofertas especiales con una duración muy concreta. Por ejemplo, la última semana de rebajas. Todos los productos pueden tener un descuento extra durante esa semana, o los últimos dos días. Lo importante es que el cliente sea consciente de que esa rebaja es muy puntual y muy especial para que sienta la urgencia de comprar.
Los expositores no se cambian para realizar este tipo de ofertas, pero sí se pueden usar herramientas para cambiar el precio, como por ejemplo poner un reclamo, una varita con una estrella con “oferta especial, solo durante dos días descuento extra del 25%” o algo similar.
También es un buen reclamo poner cada día una rebaja especial, solo ese día algunas prendas determinadas tienen un descuento extra, al día siguiente serán otras y así sucesivamente. Esto hace que muchas personas acudan más veces a la tienda y acaben comprando las cosas más rebajadas por ese sentimiento de satisfacción de hacerse con una ganga.
Quizás, inicialmente iban a comprar solo una cosa, pero ante el reclamo de los buenos precios acuden a comprar más en los días siguientes, sobre todo si reciben un buen trato y ven que merece la pena acudir.